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Sesión Conjunta Academia y Sociedad Bolivariana

Sesión Solemne en homenaje a Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui en ocasión del Centésimo Quincuagésimo Séptimo aniversario de su nacimiento, presentación del libro "La Grita en tres tiempos" del Doctor Ricardo Méndez Moreno y toma de posesión como Miembro Cronista de la Academia de Historia del Táchira del Poeta Nestor Melani Orozco, Cronista Oficial de Jáuregui


Realizada en el Salón de Sesiones "Mons. Nelson Arellano Roa", de la casa Bolivariana de San Cristóbal, el 28/09/05 a las 5.pm.
Orden del Día:
  1. Himno Nacional
  2. Presentación del Acto, Dr. José Pascual Mora García, Presidente de la Academia de Historia del Táchira y de la Sociedad Bolivariana del Táchira
  3. Juramentación y Toma de Posesión como Miembro Cronista de la Academia del Maestro, Poeta, y Pintor Nestor Melani Orozco
  4. Imposición de la Orden "Honor al Mérito Bolivariano" en su única clase al Dr. Ricardo Méndez
  5. Presentación del autor de la obra "La Grita en tres tiempos", Dr. Ricardo Méndez Moreno", por el poeta Nestor Melani
  6. Presentación de la obra "La Grita en tres tiempos", por su autor Dr. Ricardo Méndez Moreno
  7. Himno del Estado Táchira

Publicado en Diario Católico el 24/09/05

ERNESTO SANTANDER: 60 AÑOS DE MÉDICO

Dr. José Pascual Mora García
Presidente de la Academia de Historia del Táchira
Tenemos la suerte los tachirenses de tener entre nosotros a uno de los psiconeurocientíficos más importantes, que dará que hablar en los próximos años. Se trata del Dr. Ernesto Santander, quien este 24 de septiembre cumple 60 años de doctorarse como médico en la UCV. Mientras la sociedad nos programa para detener nuestro crecimiento vital e intelectual con la jubilación, el Dr. Santander nos invita a demostrar que somos "cuerpos sin edad mentes sin tiempo." El tiempo lo experimentamos en la conciencia, y por eso somos los responsables de nuestro tiempo vital. Quienes estudiamos las obras del Dr. Santander y nos acercamos a su conversación timbrada e inteligente nos damos cuenta que estamos en presencia de uno de los últimos sabios del siglo XX. Ha sabido, a lo largo de su extensa experiencia como médico, demostrar que es en el campo de la interdisciplina que el médico puede hacer su mejor contribución a la humanidad. Superó la visión positivista de la medicina en la cual había sido formado para trascender al campo pansófico, aquello que Juan Amós Comenio denominaba: "el saber todo de todo." Y es que un médico no se concibe sin tener esa visión holística. Superó igualmente las hiperespecializaciones tan de moda en nuestras universidades, para compartir con el gran Ortega y Gasset que la especialización nos convierte en "bárbaros especializados." Pero lo más trascendental, a mi modo de ver, es que el Dr. Ernesto Santander haya integrado en su sistema de pensamiento el mundo de la filosofía oriental y experiencia como científico, para aportar uno de los conceptos más significativos de la psiconeurociencia, cual es: LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL. Estoy seguro que si el Dr. Santander trabajara en uno de los centros hegemónicos del saber científico del mundo, esta sería una contribución que merecería su postulación a los premios de la academia de medicina mundial. En la misma tradición de Deepak Chopra (1947) ha profundizado en las contribuciones del prominente médico ayurveda Brihaspati Dev Triguna, quien incorporó a occidente los aportes de la “medicina ayurveda.” La medicina ayurveda es una disciplina milenaria hindú revivida por el Maharishi gracias a su interpretación de antiguos textos sánscritos. Esta medicina habría otorgado a la antigua civilización védica “una perfecta salud.” Cuya síntesis fundamental está en tener “pensamientos positivos”. El Dr. Ernesto Santander, sin menoscabo, supera a Chopra al afirmar que la Inteligencia Espiritual es más potente que la inteligencia corporal. Para Chopra, cada pensamiento genera una molécula en el cuerpo; así, los pensamientos positivos generan moléculas positivas. Para Santander el espíritu es el responsable de generar el proceso de transformación de la molécula en el cuerpo. Si se siguieran las indicaciones de la Inteligencia Espiritual no sólo se lograría una perfecta salud y detener el envejecimiento, sino que el crimen, las guerras y aun los accidentes serán cosa del pasado. Finalmente, por toda su obra, este sábado 24 de septiembre, la Academia de Historia del Táchira lo consagrara en su condición de Miembro Honorario. Nos sentimos muy orgullosos de tenerlo entre nosotros, Excelentísimo, Sr. Ex -Embajador, Dr. Ernesto Santander.

Discursos

DOS MIEMBROS HONORARIOS

Dr. J. J. Villamizar Molina

(Individuo de Número)

Discurso pronunciado en la Academia de la Historia del Táchira con motivo de recibir como Miembros Honorarios a los doctores Francisco Ramírez Espejo y Hugo Murzi Matamoros

Miércoles 24 de septiembre de 2.005


Difícil misión a cumplir el día de hoy es obedecer la orden impartida por la erudita Academia de Historia del Táchira en ocasión de dirigir la palabra de recepción a dos distinguidos ciudadanos tachirenses en el momento de su incorporación a la Academia con el carácter de Miembros Honorarios. Son ellos los doctores Francisco Ramírez Espejo y Hugo Murzi Matamoros. La misión es difícil de cumplir tanto por la categoría de la Institución que ha impartido el mandato, como por la densidad humana e intelectual de los dos personajes recipiendarios. Nos obstante, el gran respeto que profeso a la Academia como los nexos de admiración y amistad que me unen a los dos personajes hacen que sin vacilaciones cumpla yo con el cometido dentro del marco de mis posibilidades

Doctor Francisco Ramírez Espejo

Es el sancristobalense que más conoce de la historia de ciudad natal durante el Siglo XX. Su mente y su palabra son como libros formados por numerosos y amarillentos infolios en los que se puede revisar cuanto ha ocurrido en la ciudad durante este lapso. Allí encuentra el investigador y contertulio cuáles han sido los sucesos más resaltantes o dignos de mención, cuáles han sido los personajes vivientes y atractivos de la Villa como el interesante Alfredo Murillo, quien tenía un toldo en la puerta sur del Mercado Cubierto y cuyo deseo más ambicioso era el de construir un gran desarrollo en el hoyo que mostraba la quebrada al pasar bajouj el Puente Niquitao. Y allí también conoce el interlocutor cuáles son los análisis que hace de estos hechos el juicio de la historia. Cuando este Cronista, agobiado por el peso de las desinformaciones, de las ambigüedades, de hechos que ocasionen confusión o por dudas que no se pueden escribir, siempre ha encontrado en el doctor Francisco Ramírez Espejo la fuente clara de la verdad histórica, útil rápida y verazmente informativa.

Nació nuestro Miembro Honorario en San Cristóbal el 22 de febrero de 1919, época en que la ciudad se debatía entre el mandato autoritario del general Eustoquio Gómez y los anhelos frustrados casi siempre de la liberación que no llegaba y que tenían su expresión más notorias en las invasiones del general Juan Pablo Peñaloza. Fueron sus padres don Ismael N. Ramírez y doña Ernestina Espejo de Ramírez. Don Ismael fue uno de los hombres más querendosos de la capital tachirense. residenciado primero en el importantísimo sector de la Ermita y luego en el centro de la ciudad. Fue un testigo fidedigno de los aconteceres de la urbe. Desde sus años mozos simpatizó decididamente con la causa de la Revolución Liberal Restauradora, de la que daba precisos e importantes detalles, siendo el primer sancristobalense en llegar cada 23 de mayo a Capacho para celebrar el aniversario de la gesta de Cipriano Castro Instalado como próspero comerciante en el corazón de la ciudad, primero en la esquina noroeste del Mercado Cubierto, la esquina de Querubín Monsalve y, luego, exactamente en el lugar donde hoy se abre el Estacionamiento del Centro Cívico con su conocidísimo negocio “El Gallo de Oro”, don Ismael N. Ramírez era uno de los grandes señores de las primeras décadas del siglo XX que podía dar un relato fidedigno de los personajes y hechos de la San Cristóbal de entonces. Un recuerdo pasa por mi mente a este respecto. Designado este Cronista por el Colegio de Médicos del Estado Táchira para hacer el elogio del doctor Francisco Ramírez Espejo el 16 de octubre de 1991 con motivo de sus Bodas de Oro Profesionales, las memorias conocidas por su digno hijo hoy recipiendario, me sugirieron hacer un paseo retrospectivo por los cuatro costado del Mercado Cubierto el año 1932. El respetable anciano iba instruyendo al Cronista puerta por puerta del cuadrilátero histórico sobre cada uno de los dueños de negocios del Mercado,sobre sus personalidades, características y sobre sus hechos anecdóticos. Era una manera de describir la San Cristóbal de los años en que entró a la capital en mayo de 1931, por la Carrera seis de Bolívar y por el frente de la Casa Steinvorth el ilustre general Juan Pablo Peñaloza.

Fue la madre del homenajeado de esta Academia la señora doña Ernestina Espejo de Ramírez. Su apellido nos habla de que ella fue tía materna del Ilustrísimo Monseñor Doctor Carlos Sánchez Espejo. Doña Ernestina fue una dama augusta y muy respetable. Tuvo la gentileza de ofrecer el Cronista muchas entrevistas e informarle sobre hechos tan históricos como fue la celebración en San Cristóbal del Centenario de la Independencia asi como de la estructura y estampa de la Plaza de la Ermita en los años noventa. Había sido alumna muy aprovechada del Colegio”Corazón de Jesús” que regentó en San Cristóbal durante la última década del siglo XIX la respetadísima educadora doña Amalia Serrano de Vargas, profesora en cuyas aulas se formaron las jóvenes más distinguidas y aspirantes de aquel entonces como la señorita Regina Mujica, más tarde señora de Velásquez, quien formaría prácticamente todas las maestras del Táchira durante las tres primeras décadas de la centuria..Doña Amalia Serrano de Vargas procedía de la Nueva Granda, y había sido educada en un afamado colegio de profesores y educadoras alemanes que el Gobierno de Colombia había contratado para implantar las modernas enseñanzas en la ciudad de Bogotá.

El primer maestro que tuvo Francisco Ramírez Espejo fue el profesor Caracciolo Lamus, un educador merideño que le daba lecciones en la casa. Fue este profesor el primer maestro de violín del afamado músico Miguel Angel Espinel. Posteriormente Francisco fue enviado a la Escuela Federal Graduada Villafañe de la calle 9 en el conocido barrio Bella Vista. Quinto y Sexto Grado, así como todos sus estudios de Bachillerato fueron realizados en el Liceo Simón Bolívar. De1935 a 1938 cursó sus primeros estudios de Medicina en la Universidad de los Andes en Mérida. Los últimos tres años los estudió en la Universidad Central de Venezuela para graduarse el 16 de octubre de 1961. Su Tesis Doctoral fue”Tratamiento Ortopédico de secuelas de poliomielitis anterior aguda.

Dos pesares hay en la vida del doctor Francisco Ramírez Espejo. Uno fue la muerte accidental en los llanos de Venezuela, exactamente en Orichuna, de su hermano el Teniente de Aviación Ignacio Ramírez.. El otro es la muerte de su hermano, el Br. Jorge Ramírez, estudiante de cuarto año de Medicina, que murió en Caracas atropellado por un carro en 1946.

El doctor Francisco Ramírez Espejo está casado con doña Alicia Ramírez de Ramírez, hija del doctor Florencio Ramírez y doña Herminia López de Ramírez. El doctor Florencio Ramírez ha sido uno de los intelectuales más ilustres de la ciudad de Mérida. Fue gran jurista, esclarecido Rector de la Universidad de los Andes y Miembro de la Corte Suprema de Justicia.

Tal es, a grandes rasgos, la vida y la obra del doctor Francisco Ramírez Espejo, a quien hoy la Academia de Historia del Estado Táchira abre sus puertas y le recibe como Miembro Honorario.

Doctor Hugo Murzi Matamoros

Para hablar de este tachirense ilustre por mil títulos, tengo que invocar a los más inspiradores manes de la historia, la medicina y el arte.

Nació Hugo Muzi Matamoros el año 1920 en la ciudad de San Antonio del Táchira, siendo hijo de don José Murzi Galvis y doña Belén Matamoros Ramírez. Su itinerario de estudios está marcado por las ciudades de Maracaibo, Mérida y Caracas, donde alcanzó el título de Doctor en Ciencias Médicas. Su ruta de galeno lo marcaron La Azulita del Estado Mérida donde fue Médico Rural durante un año; la Grita donde también fue Médico Rural en el bienio 1946 y 1947 y la ciudad de Caracas. Allí realizó su especialización en neumotisiología durante los años 1947 y 1948. Ya especializado se vino a San Cristóbal al afamado Hospital Vargas, donde fue Médico Interno durante un año y luego Adjunto y Jefe de Servicio de Radiología. Así pasó al Hospital Central cuando se abrió este centro en 1958. Seguidamente viajó a los Estados Unidos de Norte América donde continuó estudios en el Massachussets General Hospital de donde regresó a su amada ciudad de San Cristóbal para consagrarse al servicio con constancia y abnegación excepcionales tanto en el Hospital Central, como en el Sanatorio Antituberculoso y en el ejercicio privado. En el Hospital Central su labor ha sido sobresaliente. Ya en el campo de la prestación de Servicios, ya en la práctica de la radiología, ya en la docencia universitaria, pues fue profesor de neumotisiología en la Escuela de Medicina de la Extensión Táchira de la Universidad de los Andes durante treinta años. Aunque radiólogo y neumonólogo consumado, el doctor Hugo Murzi Matamoros ha sido un gran internista y la estela que ha dejado en todos estos campos de la medicina ha sido radiosa. Pertenece a ese grupo de hombres que se constituyen en maestros y forman discípulos en los cuales se perduran.. Las sesiones anátomo clínicas tanto del Hospital Vargas como del Hospital Central mantenidas durante muchos años dan razón de ello. Con mucho acierto las autoridades hospitalarias han bautizado recientemente el Auditorio del Hospital Central con el nombre de Auditorio Doctor Hugo Murzi. Su labor en el Sanatorio Antituberculoso ha sido singular, pues representa cuarenta años de interrumpida labor. La Sociedad Venezolana de Tisiología y Neumonología reconoció este gran aporte a la ciencia y lo nombró al Doctor Hugo Murzi Matamoros su Presidente para uno de sus lapsos. La misma labor de cuarenta años ha mantenido en el Sanatorio Antituberculoso.

Su amor a la ciudad lo llevó a ser Concejal por el Distrito San Cristóbal en los años setenta del siglo XIX, habiendo desempeñado brillantemente la Vicepresidencia de la Municipalidad.

El doctor Hugo Murzi Matamoros es miembro de la Academia de Mérida desde hace más de un lustro. Para incorporarse a esta docta institución que engloba todas las especialidades del saber, presentó el trabajo “Merideños en el Táchira y Tachirenses en Mérida” Es además nuestro homenajeado Miembro Correspondiente por el Estado Táchira de la Academia Nacional de Medicina e Individuo de Número de la Academia de Medicina del Estado Táchira. De este último organismo fue miembro fundador y ha sido durante cuatro años Presidente.

Entre sus libros escritos están “De Medicina, Médicos y Etica” (San Cristóbal, Imprenta Oficial del Estado Táchira, 254 pg.) y “Piedra Sobre Piedra”,N ° 133 de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, con prólogo del doctor Humberto Ocariz, que contiene notas periodísticas de un médico, pues el doctor Hugo Murzi Matamoros como columnista de prensa, mantuvo una columna periodística en Diario la Nación de San Cristóbal durante cuarenta años.

Como Orador El Miembro Honorario que hoy se recibe ha ocupado distinguidas y honoríficas tribunas del Táchira. Entre sus discursos más aplaudidos están el Discurso de Orden en las Bodas de Plata del Hospital Central; el Discurso pronunciado en el Colegio de Médicos del Estado Táchira, en solemne Acto Académico, para celebrar los cincuenta años de vida profesional del doctor Francisco Romero Lobo; el discurso pronunciado en solemne acto universitario, cuando sus alumnos de medicina le eligieron Padrino de su Promoción; el Discurso de Orden pronunciado en el Auditorio del Hospital Central, en sentido acto cebrado en ocasión de la muerte del doctor Roberto Villasmil y el Discurso de Elogio al Ilustrísimo Monseñor Doctor Carlos Sánchez Espejo, pronunciado en el Palacio Episcopal de San Cristóbal en el acto de inauguración del Archivo Diocesano que lleva el nombre del esclarecido prelado

Esta semblanza está matizada con sonoros arpegios y sentidas vocalizaciones, pues también el doctor Hugo Murzi Matamoros ha querido cantar melodiosa y poéticamente a la ciudad, siendo sus composiciones e interpretaciones muy bien recibidas por el público..

La primera esposa del doctor Hugo Murzi Matamoros fue la distinguida dama de la sociedad sancristobalense Carmen Josefina Colmenares Murillo, hija de don Jesús Antonio Colmenares Fossi y doña Ana Murillo Vivas, dama que fue hija del general Pedro Murillo, hombre de muy destacada actuación histórica en el Táchira y en Caracas, y fundador del Club Táchira de San Cristóbal. En doña Carmen el doctor Murzi Matamoros procreó cuatro hijos.

La segunda esposa es la dignísima señora Aura Elena Porras de Murzi, una de las grandes preseas de la ciudad de San Cristóbal por su cultura y gentiles virtudes. Con ella ha procreado dos hijos.

Esta es la semblanza del nuevo Miembro Honorario de la Academia de Historia del Táchira .Semblanza que engalana y dignifica a la insigne y erudita Institución. .

ERNESTO SANTANDER

Al agasajar esta mañana la Academia al Dr. Ernesto Santander por las seis décadas cumplidas brillantemente como profesional de la medicina surge este galñeno y filósofo a la vanguardia de grandes acontecimientos. El es auténtico exponente de Las Nuevas Riquezas de las Naciones. Porque desde el comienzo asimiló lo que el Táchira entonces era capaz de ofrecer y de alcanzar cuando desempeñó en Caracas la Presidencia estudiantil universitaria del Grupo Uribante. Pensó que su tierra debía madurar y destacarse y, para ello, tener su propia Universidad. Porque una de sus aspiraciones ha sido el desarrollo de la ciencia y de la filosofía educativa y, en este contexto, su mayor aspiración ha sido la grandeza de su patria y la grandeza de América. Cuatro de sus libros: “Proyecto de América 2.010”, “Homo América”, “Tiempo de América”, y “Destino de América” representan su original pensamiento sobre nuestra América y su papel en estos tiempos de tremendos cambios e incesantes revoluciones científicas. Ese sueño le acompañó gran parte de su vida hasta que su tesón triunfó en la ideación de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, de la cual ha sido uno de los padres, amparándola como maestro y asesor. Desde el punto de vista estrictamente médico, se presenta el doctor Ernesto Santander como el fundador de la urología y la docencia universitaria en esta especialidad en nuestro medio tachirense. Su acción ha sido ardua, firme, segura y eficiente. Como artífice de brillantes encuentros científicos nacionales e internacionales ha honrado el Hospital Central de San Cristóbal dignificando su tierra natal. Propia ha sido esta actividad médica de quien se había formado en la Universidad de Buenos Aires, en París, Barcelona, Berna y Madrid. Realizado en el campo médico, se enrumbó Ernesto Santander al camino diplomático. Primero fue Suiza, pero luego se marchó como embajador a la república Argentina que le es tierra de hondos afectos familiares y culturales; en un tercer paso orientó su carrera diplomática hacia el Reino de España, donde estrechó con orgullo la mano del rey Juan Carlos y entabló cordial amistad con el presidente Felipe González. En fin, llegó como Embajador de Venezuela al País del Sol Naciente, al milenario Imperio del Japón donde, desde su entrevista con el Emperador, hasta el último día de su misión asimiló el inmenso caudal de enseñanzas que podía ofrecerle aquel erudito Imperio de la ciencia, la tecnología y el poder mundial. Allí se propuso retribuir con las decididas aportaciones que podía ofrecer Venezuela en un lugar de tanta representatividad mundial.

En este sendero diplomático el doctor Ernesto Santander fue haciendo la cuidadosa disección de la faz y acciones de los diversos países del mundo y fue introyectando en su mente el poder y la acción del hombre, su capacidad, sus potencialidades y su comportamiento. Fue cuando descubrió que así como el conjunto de naciones del mundo tiene su nervio impulsor en cada una de sus regiones haciendo posible la interrelación entre todas, del mismo modo, el más maravilloso y potente de los universos que es el hombre, tiene su nervio impulsor y su motor en la mente y en los misterios casi insondables del cerebro del homo sapiens. ¿ Por qué no sondear en este océano que es, paradójicamente tan minúsculo, pero que contiene los inmensos arcanos de las más trascendentales evidencias? El hombre es la obra más portentosa del creador y el cerebro es el órgano e instrumento más enigmáticamente maravilloso del hombre. Porque el cerebro nos plantea la gran tarea humana, la suprema obra del hombre para el hombre, la tarea de ascender hacia nuestra completitud, hacia la búsqueda de la plenitud humana. El doctor Santander hace este estudio porque se ha dado cuanta que el mundo permanece imperfecto, ya que no ha perfeccionado al único ser capacitado para perfeccionarlo como es el hombre. Si esto es posible – postula él - llegaremos a la etapa auténtica de universalización de la paz, del amor y de la justicia, según los mandamientos de Cristo, de Buda y de Mahoma. Es entonces cuando Santander descubre que la neurología ha estado anclada en lo más íntimo de su naturaleza, esperando ser despertada por su estudioso impulso. Decididamente se entrega a la neurología. El estudio de los tres cerebros le apasiona. Los diseca en su estructura íntima y los pone a funcionar con sus facultades peculiares. Ve los resultados en el comportamiento de cada hemisferio y de cada nivel encefálico, de cada área cortical. Escribe libros tan fascinantes como Los Tres Cerebros y Viaje por el Mundo de la Mente. No se olvida el científico de Venezuela, y aplica estas investigaciones a la realidad y potencialidades de su patria, cuya completitud, en múltiples aspectos debe coronarse el año 2010, Bicentenario de la Independencia. Porque el estudio le ha hecho saber que Venezuela con la riqueza del cerebro de sus hombres, es decir, con su inteligencia, tiene un gran destino. Viaje por el Mundo de la Mente es una gran obra. En juicio de Ramón J. Velásquez este ensayo es la culminación de la obra científica de Ernesto Santander al entrelazar los tres cerebros, las tres mentes, los tres tipos de inteligencia y proyectos inteligentes. Este libro es indiscutiblemente la gran obra de Santander.

Recientemente Ernesto Santander ha coondensado sus estudios neurofilosóficos en un gran libro “Travesía Rejuvenecedora” (Cerebral, Mental, Espiritual)

Pero nuestro Académico no se detiene aquí. En la hora alucinante de la medicina, con todos sus descubrimientos y audacias, a los cuales se ha entregado con pasión, el doctor Ernesto Santander se sitúa - después de haber asistido a la ontogénesis humana y a la ontogénesis social - en la encrucijada de las ciencias. Allí vislumbra el sendero más insinuante, el sendero de la completititud, el sendero de la filosofía. Porque al final del camino que acaba de transitar, se le aparece San Isidoro de Sevilla y le dice que la medicina se llama segunda filosofía; pues una y otra ciencia se ocupan del hombre entero, porque la medicina cura el cuerpo, mientras la filosofía cura el alma. Porque el filósofo es el pensador científico. Su experiencia diplomática le dice que el pensador y escritor no es el hombre de una nación: el filósofo pertenece a todos los países; a sus ojos no hay límites, no hay términos divisorios; la humanidad es y debe ser para él una gran familia. Se ha convencido que la filosofía es la aspiración del alma hacia la sabiduría y en esta aspiración estriba la virtud. Ya dijo Pitágoras que la filosofía es un apetito de sabiduría divina, el anhelo de asemejarse a Dios en cuanto al hombre le es posible. Así, en esta forma, tenemos un filósofo en estos sesenta años de vida médica, como lo quiso y soñó Carlos Rangel Lamus cuando trataba de interpretar cómo hablaba Zaratrustra; un filósofo en la ciudad de San Cristóbal y un científico, un neurólogo filósofo en nuestra academia. De ello nos regocijamos en este homenaje.

Al agasajar esta mañana al doctor Ernesto Santander, presenta la Academia sus respetos y felicitaciones a su esposa, doña María Luisa Martini de Santander que siempre ha estado a su lado inspirándole, colaborando amorosamente en todas sus empresas y acompañándole por los distintos países del mundo por donde el distinguido galeno que hoy cumple sesenta años de vida profesional ha enrumbado sus ideales y su sabiduría.

Sesión Extraordinaria 24/09/05

Sesión Extraordinaria (Ficha)

Fecha: 24/09/05
Hora: 10.00 am
Lugar: Casa Bolivariana, San Cristóbal, Estado Táchira

Orden del Día:
  1. Himno de Venezuela
  2. Palabras de apertura: Dr. José Pascual Mora-García, Presidente de la Academia de Historia del Táchira
  3. Lectura de Correspondencia enviada y recibida sobre el motivo de la Sesión, Lic. José Ernesto Becerra Golindano, Individuo de Número
  4. Lectura de Documento con la designación de los nuevos miembros honorarios: Dr. Errnesto Santander, Dr. Hugo Murzi, Dr. Jesus Gonzalez Romero y Dr. Francisco Ramirez Espejo, a cargo del Dr. Roberto Avendaño, Secretario de la Academia de Historia del Táchira
  5. Juramento de los nuevos Miembros Honorarios.
  6. Discurso del Dr. José Joaquín Villamizar Molina, Individuo de Número
  7. Palabras de Mons. Raúl Méndez Moncada, Decano de los Individuos de Número
  8. Palabras del Dr. Ernesto Santander, en nombre de los nuevos Miembros Honorarios
  9. Cierre de la sesión, Dr. José Pascual Mora-García, Presidente
  10. Himno del Estado Táchira

ACTIVIDADES JULIO

ACADEMICUM
BOLETIN INFORMATIVO
San Cristóbal, Julio 2.005
Academia de Historia del Táchira
ISSN


Actos
24 de Julio de 2.005



El pasado 24 de julio la Academia de Historia del Táchira recibió a 5 nuevos Individuos de Número luego de haber sido sometidos a evaluación y votación sus respectivos expedientes. Los nuevos académicos en condición de Individuos de Número son los siguientes: Dr. Ramón González Escorihuela, Dr. José Alberto Alcalde, Arquitecta Ligia Esther Mogollón, Lic. José Ernesto Becerra Golindano y Lic (a) Betty de Chacón.
La credencial que los acredita dice expresamente lo siguiente: La Academia de Historia del Estado Táchira, instituida por el Decreto Ejecutivo N°39 del 23 de mayo de 1991, emanado de la Gobernación del Estado, y que se remonta al antiguo Centro de Historia del Táchira creado por resolución de la Sociedad Salón de Lectura de la ciudad de San Cristóbal en 1942. Certifica por conducto de esta que ha sido incorporado (a) a esta institución previo el voto favorable en la condición de INDIVIDUO DE NUMERO. En fiel apego al Reglamento y cumplidos como fueron todos los requisitos en su Capítulo II, DE LOS MIEMBROS DE LA ACADEMIA Y PROVISIÓN DE LOS SILLONES ACADÉMICOS de los Artículos 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, y 14, en la Reunión Extraordinaria del doce de junio del dos mil cinco. Igualmente el INDIVIDUO DE NUMERO deberá asumir las responsabilidades propias de su condición, tal como lo prescribe el Capítulo III, DE LA CONDICION ACADEMICA. Observando los Artículos 24, 25, 26, 27, 28, y 29. Igualmente, se recibieron como Miembros Honorarios a los siguientes académicos: Dr. Alberto López Cárdenas, Dr. Francisco Romero Ferrero, Dr. Andrés Eloy León Rojas, Dr. Jesús González Romero, y el Dr. Ernesto Santander. Estos dos últimos académicos recibirán su incorporación formal el 24 de septiembre próximo en homenaje a los cincuenta y sesenta años de médicos, respectivamente. Y como Miembros Correspondientes se juramentaron los siguientes académicos: Dr. Reinaldo Rojas por Barquisimeto, Estado Lara; y el Dr. Jorge Duarte Acero por la Academia Boyacense de Historia en la República de Colombia. En esta oportunidad el Orador de Orden fue el Dr. J. J. Villamizar Molina quien nos estremeció con un solemnísimo discurso acerca de tres fechas inolvidables para los tachirenses, en su octogésimo aniversario, se tratan de las siguientes: 1. La inauguración de la carretera trasandina; 2. La partida de Eustoquio Gómez del Táchira y 3. El retorno de los asilados al Táchira; todos estos acontecimientos acaecidos en julio de 1925. Los actos se celebraron en el Salón de Sesiones “Mons. Nelson Arellano Roa” de la Sociedad Bolivariana del Táchira con presencia del cuerpo académico.

Discursos


OCHENTA AÑOS DE SUCESOS MEMORABLES

J. J. Villamizar Molina (Individuo de número)

Discurso pronunciado en la Academia de Historia del Táchira el Domingo 24 de Julio de 2.005 para celebrar tres grandes acontecimientos en la historia del regional.
Con la venia de nuestro Padre, el Libertador Simón Bolívar, hoy día en que se conmemora el aniversario de su nacimiento, ocho décadas se cumplen de sucesos memorables en la vida del Táchira. Hechos de los más notables en nuestro transcurrir histórico Estamos celebrando ochenta años del fin de una época tenebrosa y llena de desgracias y aflicciones para nuestros antepasados; conmemoramos la exaltación de la libertad, el canto de la alegría y del júbilo de volver al suelo amado después de un penoso y desgraciado destierro y la alegría por el progreso, la modernidad y la sumación de nuestra tierra al conglomerado geográfico de Venezuela y el mundo con la inauguración de la Carretera Trasandina.
“Has sido condenado al destierro –se lamenta Epitecto-.Pero ¿hay algún sitio fuera del mundo a dónde se me pueda enviar? Por doquiera que vaya ¿ no hallaré cielo, sol, luna y estrellas? ¿ No tendré sueños y augurios? ¿No tendré comercio con los dioses? Como pájaro alejado de su nido, así es el hombre lejos de su lugar, reza la Biblia. Un grupo numeroso de hijos del Táchira, veinte mil al final de los once años del cruel e impositivo mandato del general Eustoquio Gómez sufrió la amargura y los sinsabores del destierro. Del fin de esta horrible pesadilla se cumplen hoy ochenta años. La Academia de Historia tiene que reunirse este día para conmemorar esta fecha tan digna de recordación.
Celebramos el fin de una época tenebrosa. El fin del mandato de Eustaquio Gómez, el período más doloroso, lleno de abominables ignominias, de lágrimas y de oprobiosa opresión que recuerde el Táchira. Con él celebramos, igualmente, el regreso de los exiliados, la libertad de los presos y la inauguración de la Carretera Trasandina.

LA IDA DE DON EUSTOQUIO

Pareciera que la umbrosa noche del terror del gobierno de Eustoquio Gómez no tuviera fin. Había llegado a San Cristóbal un mes de agosto de 1911 como Jefe Militar del Táchira, pero se había afianzado de tal manera en el poder como Presidente del Estado y había logrado hacer obras materiales tan sorprendentes –como ejecutan la mayoría de los dictadores – que daba la impresión de ser perdurable en su mandato.
Eso implicaba que parecía ser eterna la afrenta de verse pisoteada la familia tachirense; eterno el rigor vergonzoso de las cárceles, las injusticias represivas y la época del terror. El general Régulo Olivares presentó en 1911 ante el Presidente de la República su renuncia como Presidente del Táchira y se asiló, porque telegrafió al Benemérito que él no podía ser Presidente en un Estado donde Eustaquio Gómez, un criminal, fuera Jefe de Armas. Recordaba así el asesinato del general y doctor Luis María Mata Ilas, Gobernador del Distrito Federal bochornosamente ultimado en Puente Hierro y las horrendas masacres que había ocasionado Eustoquio como Jefe de la prisión Castillo San Carlos del Zulia durante los años 1909 y 1910 inmediatamente anteriores a su arribo a San Cristóbal. El Táchira tembló al conocerse el nuevo nombramiento. ¿Podía esto ser cierto? ¿ Merecería esta tierra bien amada, la patria de tantos hombres dignos, honestos y laboriosos semejante azote y humillación? ¿A qué tan espantoso castigo para esta pundonorosa y noble familia que había dado hijos tan amables y llenos de gentilicio?
Aquel agosto de 1911, Eustoquio, procedente de Estación Táchira, había cruzado por Pozos Azules, Palo Grande, Palmira y Táriba y debería pasar ahora por frente de la casa de la familia Jara, hoy Hotel Jardín en la Avenida Libertador. Los corredores de la casa formaban esquina en el cruce del Camino Real, hoy Avenida Libertador con lo que actualmente es la calle que sube a la urbanización Las Mercedes. Allí sobrevivían las hermanas Jara. Sobrevivían ante el régimen tiránico de Juan Vicente Gómez. Su hermano, Isidro Jara había sido asesinado cruelmente por Eustoquio en el Castillo San Carlos del Zulia. Había sido ultimado por Eustoquio durante la jefatura de éste en el Castillo en 1910. Isidro Jara había dejado una viuda joven, bella y elegante. Era una señora de reputada distinción, honradez y laboriosidad. Igualmente había dejado unas hijas también muy bellas. Aquella familia, verdaderamente atormentada, izó un pabellón negro enfrente de la casa, por donde tenía que entrar don Eustoquio a San Cristóbal. Muchos ciudadanos escribieron en las paredes de la capital del Táchira ese día: “Llegó la mano negra”. Pero ocurrió lo peor. El Jefe de Armas, la ”Mano Negra”, ascendió pronto al alto nivel de Presidente del Estado Táchira. En 1914 el general Pedro Murillo le entregó el poder ejecutivo. Desde entonces todas las desgracias y calamidades cayeron sobre la tierra de Juan Maldonado, Francisco de Cáceres y Pascual Casanova. . Valiéndose del poder y la tiranía el general Eustoquio llegó a ser omnipotente. Ningún Presidente del Táchira ha logrado ser más fuerte y omnímodo que Eustoquio Gómez.

La Gran Hegemonía

Pasando por alto todos sus desmanes y crueldades que definen a las claras una personalidad psicopática; sin hacer cita de su actuación durante las invasiones del general Juan Pablo Peñaloza; ignorando la represión que siguió al atentado de La Palmita el jueves 24 de abril 1919, desestimando a un lado los rimbombantes panegíricos de sus áulicos, sólo quiero referirme al año 1917 para tratar de ilustrar cuál fue el poder férreo y opresivo de Eustoquio.
Me refiero a este año, porque en tal lapso llegó la magnitud, la sacralización y el culto al gobernante a tales extremos, que todo hizo que se declarase a don Eustoquio por la Honorable Asamblea Legislativa en las personas de sus Diputados Plenipotenciarios de los Distritos “Hijo Benemérito del Táchira”.En efecto, aquellos parlamentarios Considerando: “Que el general Eustoquio Gómez, Presidente Constitucional del Estado, con su fecunda y prodigiosa actividad en pro de sus gobernados, y con su intachable pulcritud en el manejo de los caudales públicos ha encaminado el Táchira por la amplia vía del engrandecimiento y prosperidad; Considerando: : Que la gratitud y admiración del Estado para con tan meritorio compatriota, debe ser fielmente interpretada por esta Asamblea, Acuerda: Artículo 1 °.- Declarar, como en efecto declara, al ciudadano General Eustoquio Gómez HIJO BENEMERITO DEL TACHIRA, como sanción justa y merecida a sus relevantes virtudes públicas con que se ha distinguido en la Primera Magistratura del Estado” Firman a tres de marzo de 1917 Los Diputados Plenipotenciarios de los Distritos, presididos por el Dr. Ramón E. Vargas, autor de la letra del Himno del Estado. Secundan la firma del Presidente de la Asamblea Ramón de la Cruz Torres, Alfredo Colmenares Pacheco, A. Sánchez C., Horacio Chacón, P. León A., J. Antonio Navarro, Clemente Manucci, Arturo Omaña, P. A. Cárdenas Arellano,Teófilo Velasco, Aurelio Useche, J. Gilberto Guerrero, Arcángel Lupi, Pbro. Gabriel Gómez, Maximiano Casanova, Eloy Montenegro y el Secretario Carlos Luján.

Para comenzar, en la Asamblea Legislativa que se instala el 20 de febrero de este año no se ven caras nuevas en relación con los anteriores períodos constitucionales. Ya para este año están bien definidos los personajes que disfrutan del apoyo y consideración de Eustoquio, si es que se puede decir que Eustoquio guarda consideración por alguna persona. El 23 de febrero Eustoquio presenta su rimbombante mensaje a la Asamblea Legislativa. Se nota en su fondo y forma la idea y mano de sus áulicos Antonio Rómulo Costa, Heliodoro Ocando y Pedro León Arellano. En la Sección Política del mencionado Mensaje, Eustoquio expresa: “Felizmente extinguidas en el país las divisiones banderizas, aniquilados los odios de partido, puestas en fuga por la moralidad de las masas las pasiones que en otros tiempos las mantuvieron en zozobra, mi labor política ha tenido por lema la unión y por tendencia la paz digna de que disfrutan los pueblos. Esta conquista de la Causa de Diciembre para la sociedad venezolana, que la redime de tan profundos quebrantos y que la presenta ennoblecida y fuerte para la lucha que la civilización reclama, es legado precioso que debemos conservar como tesoro inagotable de donde irá tomando profundidad y vida el alma de la nación. Es genuino pensamiento que ha visto realizado el general Juan Vicente Gómez que es blasón de gloria y orgullo de su nombre. Se ha convertido en consigna para todos los leales servidores, en pauta ineludible para los que presidimos las entidades federales. Es ferviente aspiración del ciudadano quien ha encontrado en la seguridad individual la garantía de sus intereses y el bienestar de su hogar. Son tributos de paz para el hombre laborioso que cultiva el surco con el sudor de su frente y con el ejemplo fecunda el porvenir de la patria.
A los gobiernos sólo toca custodiar ese derecho sagrado que no es gracia que se concede ni merced que se otorga, sino el patrimonio del hombre que se agita en el cumplimiento del deber. Y yo he tenido la entereza que ha sido necesaria para que no se vulnere el precepto que ordena el respeto a los fueros del ciudadano. Esa ha sido la norma de conducta que he llevado en la acción oficial, porque ya no es la política el campo a donde puedan llegar los luchadores armados con la calumnia y la intriga, para alcanzar prerrogativas, sino que ella es balanza de equidad donde sólo el mérito triunfa y en la cual pesa más la frase sencilla del labriego honrado que el ditirambo de los perpetuos aduladores.”
Y allí están todos los Diputados Plenipotenciarios de los Distritos del Táchira oyendo electrizados y sumisos como mágicas antenas receptoras magnetizadas por lo augusto y solemne del momento y del mensaje que verbaliza el doctor Pedro León Arellano.
Este año de 1917, como ninguno otro, revela el poder de don Eustoquio. Ni la represión de 1919 cuando el atentado del jueves 24 de abril en La Palmita, ni la procesión desde la Plaza Bolívar hasta la Catedral bajo el palio de Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel el 25 de noviembre de 1923, ni ningún hecho o momento retratan como este año el poder soberano del mandatario. ,
“Pronto se irá a Maracay a hablar con el Benemérito. Sólo Dios sabe los fines de este viaje de Eustoquio a Maracay. El ansia de poder le atolondra cada vez más. Se comenta que frecuentemente don Eustoquio dice: “El manda allá y yo mando aquí” Se hace necesario ir a ver personalmente cómo vive el Benemérito y quienes le rodean. Hará un gran sacrificio. Estará en medio de Ministros, de jerarcas y adulantes. Sí, pero es necesario este viaje para saber a quien puede retener y a quienes deberá desplazar cuando él mismo tome las riendas del país. Porque Eustoquio Gómez sueña en la peor desgracia para Venezuela. Aspira llegar a ser Presidente de la República, el sucesor del Benemérito
Esta ausencia durará hasta el 17 de Julio. A su egreso es recibido como un Dios desde Palo Grande hasta su casa del Parque Sucre. Encuentra abiertos los brazos de todo un pueblo que lo proclama jubilosamente como la Asamblea Legislativa Hijo Benemérito del Táchira. Es el recibimiento que prodigó Roma a Julio César a su regreso triunfante de las Galias. ¿A que más puede aspirar un mísero mortal?
Se hacen necesarias estas digresiones para comprender la mentalidad traicionera e inesperada del año 1925. Se hacen necesarias estas digresiones porque una mentalidad histórica puede sobreponerse a otra. Así se puede deducir considerando la historia de las mentalidades en este año singular de la vida tachirense.
Hay que entender la mentalidad social y psicológica de lo que pasó en esta ocasión. Porque, estando las cosas como han sido expuestas ¿Quién era capaz de sacar a Eustaquio Gómez del gobierno del Táchira?

La debacle del poder

Sin embargo, para 1925 ya se habían movido los hilos del Doctor Francisco Baptista Galindo. El general Juan Alberto Ramírez, de humilde cuna de San Antonio, era un gran político. En su juventud había sido zapatero y músico y. como tal, formó parte de la Banda de Músicos de Rubio donde se encontraba radicado. En mayo de 1899 se unió a las filas de la Revolución Liberal Restauradora, donde sirvió como Jefe Auxiliar del Batallón Junín. Fue Jefe Civil y Militar del Distrito Junín del Estado Táchira en abril de 1900. Se destacó en las campañas de 1901 y 1902 contra la Revolución Libertadora. Ya bajo el gobierno de Juan Vicente Gómez fue designado Comandante de Armas el 4 junio de 1910. Era el prototipo del hombre de confianza del régimen gomecista. Juan Alberto Ramírez fue Presidente progresivo de varios estados en forma continua desde 1918. En 1925 se encontraba de Presidente del Estado Nueva Esparta cuando fue llamado por Juan Vicente a presentarse en Maracay. El zorruno Benemérito le dio todas las instrucciones. Había resuelto sacar a Eustoquio del Gobierno del Táchira y lo había escogido a él como nuevo presidente. Todo debía hacerse con el mayor sigilo y reservas. Debía partir para San Cristóbal con dos oficios. Uno de información para el general Pedro Alcántara Leal, Jefe de Armas del Táchira, y el otro para Eustoquio Gómez, que era el oficio de su propia destitución. Debía tomar camino como un modesto transeúnte y le estaba prohibido hablar con nadie. Era conveniente llegar a pensiones humildes en el camino, por ejemplo en Tovar, a la pensión que quedaba en la Plaza El Añil. En el Cobre saldría a encontrarle el general Pedro Alcántara Leal a quien le entregaría el oficio en el cual se comunicaba que él era el nuevo Presidente del Estado. Era el oficio de información. Al llegar a San Cristóbal le entregaría el otro oficio a Eustoquio, el oficio de su propia destitución y cambio de mando. Inmediatamente Juan Alberto Ramírez se encerraría en el Cuartel Urdaneta, de donde no debería salir por ningún concepto. Los dos hombres se arrodillaron y oraron ante una sagrada imagen que les haría el milagro de que pudieran sacar a Eustoquio y de que todas las cosas salieran bien. Juan Alberto siguió una a una las instrucciones de Juan Vicente. En San Cristóbal llegó al Hotel América de doña Evarista Vega y desde allí llamó a Eustoquio, informándole que tenía un oficio del Presidente de la República para él. Eustoquio fue al Hotel América, leyó el oficio y se preguntó: “ ¿Anhjá! Como que con estas se tenía el general Gómez’ ? y se despidió. Juan Alberto Ramírez de seguidas se internó en el Cuartel Urdaneta cuyo Comandante de Batallón era el coronel Florencio Chacón. Horas más tarde se presentó Eustoquio al cuartel en forma imperiosa acompañado de una gran comitiva de carros con intenciones de entrar al cuartel. Se le respondió a puertas cerradas desde adentro que no se le podía abrir las puertas a nadie. Que tal era la orden del general Pedro Alcántara Leal, Comandante de Armas del Estado.
Un odio lacerante y poderoso se apoderó del ánimo vencido del general Eustoquio Gómez. Las sonoras y secas voces que procedían del interior del Cuartel le anunciaban, como ecos de ultratumba, el final de su mandato. A Eustoquio no le quedó más remedio que someterse. La parte legal de este drama está sintetizada en la presente Acta de Transmisión de Mando: “En la ciudad de San Cristóbal, a primero de julio de mil novecientos veinticinco, siendo las nueve de la noche y presentes en el Salón del Despacho del Ejecutivo del Estado, los ciudadanos generales Eustoquio Gómez, quien ha venido ejerciendo la Presidencia Constitucional del Estado, y Juan Alberto Ramírez, nombrado por Decreto Ejecutivo del Presidente Constitucional de la República de esta fecha, Presidente del Estado Táchira, y ,cumplidas todas las formalidades legales se procedió a la transmisión del poder, la cual tuvo lugar con la mayor armonía, en presencia de una numerosa y selecta concurrencia. Leída la presente Acta, en constancia de estar conformes, firman ante Testigos: EUSTOQUIO GOMEZ, JUAN ALBERTO RAMIREZ, TOMAS ANTONIO, OBISPO DE SAN CRISTOBAL, P. ALCANTAR LEAL, FERNANDO ALVAREZ, PEDRO LEON ARELLANO.”
El día 16 de Julio de este año 1925 se marchó el General Eustoquio Gómez de San Cristóbal. El Presidente Juan Alberto Ramírez fue a acompañarle en su salida para Maracaibo. Después emprendería el general derrocado la jornada de exilio voluntario en Curazao. Dejaba prácticamente terminados La Casa Municipal, hoy Palacio de los Leones y el Hospital Vargas. Dejaba la Carretera Central del Táchira, el Acueducto, el Palacio Episcopal y la calles de San Cristóbal empedradas y con un porte digno de calles de ciudad. Y veía a su despedida las puertas horrendas de la Cárcel publica de San Cristóbal ya casi abiertas, la Cárcel horrenda donde habían ocurrido tantas injusticias, tantas muertes misteriosas y tantas torturas interminables.
El Táchira había sido redimido del más cruel y dantesco de los infiernos.

LA CARRETERA TRASANDINA

Antecedentes.

Durante La época de la colonia y durante el transcurrir de todo el siglo XIX y la cuarta parte del siglo XX, el Táchira, y con él su esperanzada ciudad de San Cristóbal había permanecido en el olvido y aislado del Mundo.
Lo primero que se conoció fue solamente la Villa de San Cristóbal en el Valle de Santiago. Por Real Cédula del 27 de mayo de 1717 determinó el Rey Felipe V crear el Virreinato del Nuevo Reino de Granada al que se le dio por territorio y jurisdicción las Provincias de Santa Fe, Nuevo Reino de Granada, Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquia, Guayana, Popayán y las de San Francisco de Quito con todo lo demás y términos que en ellas se comprendían.

En 1777 apareció una gran institución que se llamó “Gran Capitanía General de Venezuela”, en la cual estaban federadas varias provincias sustraídas al Virreinato del Nuevo Reino de Granada, con institución política y militar propia. Los Gobernadores de éstas quedaban despojados de sus atributos militares, sosteniendo que al estar bajo el mismo intendente, un Capitán General y una Real Audiencia se llegaba a la unidad jurídica que amalgamaba por vez primera a las entidades que antes dependían de distintas audiencias.
Pero la villa de San Cristóbal, en este largo transcurrir quedaba montaña muy adentro. Estaba tremendamente distante de las dos capitales, primero de la del Virreinato, Santa Fe de Bogotá. Segundo, de Caracas, la capital de la nueva Capitanía. Este tremebundo aislamiento de casi cuatro siglos fue muy duro para San Cristóbal que a pesar de tanta desolación llegó a imponerse ante las dificultades.
Por tanto, como expresamos, la capital del Virreinato de la Nueva Granada primero, y luego la metrópoli en la Capitanía General de Venezuela se perdían en las brumas de las soñadas lejanías. Por otra parte, era un lujo para los sancristobalenses conocer el mar con toda la inmensidad de sus maravillas y encantos. Macizos infranqueables de montañas lo impedían. Y mas aún , era un milagro poder viajar a través de las montañas como lo hizo don Miguel de Santiesteban a mediados del siglo XVIII Era un milagro navegar los ríos Zulia Catatumbo y Uribante infestados de fieras e indios belicosos. Milagro alcanzar la lejanía del Lago de Maracaibo, así como ganar la distancia del Orinoco. A este milagro sólo podía apelarse en casos de muchísima emergencia.. El Táchira estaba aislado del mundo y este aislamiento incidió en su Psicología. El Tachirense era introvertido, muy cordial con los suyos y unido por necesidad a sus vecinos; huraño, desconfiado, ahorrativo, profundamente religioso y con un extraordinario sentido de propiedad y reacio a cualquier innovación y cambio violento de vida. El tachirense no tenía más en quienes confiar. Debía depender de sí mismo.

FACTIBILIDAD Y EJECUCIÓN

Los restauradores habían ganado la ruta Capacho-Caracas desde el 23 de mayo al 21 de octubre de 1899. Un pasajero corriente tenía que ir a lomo de mula hasta la Uracá, tomar el Ferrocarril del Táchira cuando lo hubo hasta Estación Táchira, navegar por el Zulia, Catatumbo, lago de Maracaibo; dirigirse a un país extranjero como es Curazao y luego embarcarse para Puerto Cabello o La Guaira. ¿Cómo salvar las distancias y las dificultades de lugares tan apartados e inhóspitos? ¿Cómo unir y disponer para el tráfico pequeños retazos de carreteras? ¿Cómo trasmontar los páramos y las llanuras? La obra inaudita fue del General Juan Vicente Gómez y, la construcción de una carretera San Antonio, San Cristóbal- Caracas debía ser una obra que eternizara el día de su natalicio, que era el mismo día del natalicio del Libertador Simón Bolívar, un día como hoy.
El milagro correspondía también de modo singular a un hombre excepcional, tachirense, natural del Distrito Junín y que se avecindó en Santa Ana por un tiempo regular. La obra correspondió al doctor Luis Vélez.
Luis Vélez había nacido en 1860 en las cercanías de Rubio y la aldea Quinimarí, cuya capital fue después Santa Ana. Era agrimensor e ingeniero. Había estado encargado de levantar el 5 de septiembre de 1883 el plano de las “Cien Minas de Asfalto” que constituyeron la concesión de 100 hectáreas otorgadas a Manuel Antonio Pulido para las operaciones de la Compañía Nacional Petrolea del Táchira. A raíz del plan nacional de construcción de carreteras iniciado en 1911, Luis Vélez fue designado Ingeniero Jefe de la Carretera del Táchira e Inspector de Obras Públicas Nacionales. Asumió el cargo de Ministro de Obras Públicas de 1915 a 1922, tocándole supervisar la ejecución de la Gran Carretera de Occidente, mejor conocida con el nombre de Carretera Trasandina, concluida en 1925. En 1905 había construido Luis Vélez un puente colgante rígido sobre el río Quinimarí por orden del general Cipriano Castro, con la finalidad de poder sacar el Café de Santa Ana, primer Municipio productor de este fruto en Venezuela
La Carretera estaba prácticamente terminada. Diario Católico el día 16 de julio nos comenta un paseo que hicieron los alumnos del Colegio Salesiano de Táriba a la aldea Cordero y al Zumbador. En este paseo hubo cordiales palabras entre el Director del Colegio y el nuevo Presidente del Táchira, general Juan Alberto Ramírez. Describe el cronista que “siguiendo el curso de la quebrada Cordera bajo la sombra del cafeto y del guamo, llegamos a la Carretera Trasandina que muy pronto coronará las elevadas cumbres del Zumbador” Y el 10 de agosto el mismo diario, hablando del puente internacional que ha de construirse dice: “ Remate de la portentosa obra de la Carretera Trasandina ese puente prolonga hacia el exterior el progreso de los caminos venezolanos y será cauce por donde crucen, en intercambio eficaz, las riquezas de ambos países cuyos pueblos fronterizos obtendrán innumerables beneficios”.
Estando todo dispuesto se inauguró la Carretera Trasandina desde San Antonio en las márgenes el río Táchira hasta Caracas. La fecha de inauguración fue el 21 de Julio de 1925, según nos lo cuenta el Dr. Luis Hernández Contreras en una sucinta crónica sobre Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel. Se inauguró en el hermoso paisaje de Mesa de Laura, airosa cumbre que remata las famosas y conocidas “Vuelas de Salomón”.
La carretera permitía un viaje al comienzo de cinco días, que a medida que la vía se fue perfeccionando se acortó a cuatro y tres días. Pero era de todas maneras una gran proeza ir a Caracas! Sólo las personas ricas podían hacerlo. ¡Conocer la capital de Venezuela con tanta historia! Conocer la Casa Natal y el Panteón Nacional! ¡ Conocer Miraflores, el Congreso Nacional, la Casa Amarilla, la Catedral y la Plaza Bolívar! Sin embargo la aventura era de consideración y los peligros incruentos. Como nos relata Nemecio Parada, “Desde El Palito hasta San Felipe había que atravesar una gran selva apenas interrumpida por Urama; la gran fundación ganadera que en medio del bosque estableció el General Félix Galavís. Después, entre Barquisimeto y Carora, se recorría ochenta kilómetros por el cauce mismo de una quebrada que inesperadamente crecía, se desbordaba y arrastraba todo cuanto encontraba a su paso. Los Llanos de Monay con sus nubes de zancudos y sus fiebres mortales eran una terrible amenaza. Y luego el ascenso a los páramos, al borde de abismos escondidos entre la neblina. Eran tres los Páramos: el de Mucuchíes, el de La Negra y el del Zumbador. Y eran muchos los pasajeros que sufrían de mal de páramo, enfermedad que muchas veces adquiría una alarmante gravedad. Los viajeros procuraban salvarse de este mal llevando buenas cobijas, comiendo mucha panela y bebiendo abundantes tragos de aguardiente.
“A lo largo de la carretera se encontraba siempre cuadrillas de trabajadores ampliando la vía, sacando de apuros a los vehículos y pasajeros.” Esta Gran Carretera Trasandina, como el Palacio de Los Leones de San Cristóbal se construyó con la argamasa regada con el sudor sanguinolento de los presos sacados de las cárceles.
Pero sea como fuere la Carretera estaba hecha y el Táchira salía de su aislamiento. Ahora era fácil, cosa de cinco o seis días, llegar a La Guaira y tomar un barco a Nueva York y Europa. Claro que esto sólo podían realizarlo las personas pudientes. Pero con el tiempo el traslado se haría más común Viajeros irían y viajeros vendrían, al comienzo pocos, después muchos.
Hoy se celebra ochenta años de este aconteciendo. En estas ocho décadas se han sumado el sistema de transporte aéreo, la Carretera Panamericana de 1955 y la Carretera de los Llanos de 1968. Ya no estamos aislados, es verdad. Podemos decir que estamos en todo el mundo y que todo el mundo viene a vernos a nosotros; todo el mundo: norteamericanos, europeos, chinos y japoneses. Pero con estas facilidades hemos venido perdiendo la hermosa y peculiarísima parte de nuestra identidad, la hermosa parte de nuestra andinidad, como decía y cantaba Eloy Galavís al rumor de las Brisas del Torbes la década de los ochenta del siglo XIX. Ya no somos andinos, somos ciudadanos venezolanos y empezamos a ser ciudadanos de todo el mundo.

PASO DE LOS ASILADOS

Gran don de Dios el volver a la patria después de tantas ausencias, tantas penurias y pobrezas. Este acontecimiento marca un cambio total de un mundo a otro: del ostracismo de la persecución, la tristeza, la añoranza, la desolación y la pobreza al universo de la alegría, del calor familiar y de la prosperidad del amado terruño. El gobierno de don Eustoquio Gómez había sido el gobierno de un mundo de terror, de opresión, de desgracias, de oprobios y de ausencias. Ahora llegaba el aleteo de la libertad y de la redención ciudadana. La época del terror había terminado

El Mesías


El artífice humanitario de este acontecimiento excepcional en la historia del Táchira, fue el doctor Francisco Baptista Galindo. Verdad que el 5 de diciembre de 1924 había muerto el general Cipriano Castro y por lo tanto no había amenaza que pudiese repetir su hazaña invasora de 1899.Por ello, desde esta fecha ya no sería necesaria la presencia de Eustoquio en el Táchira.

Pero Francisco Baptista Galindo, aprovechándose de su condición de Secretario de la Presidencia de la República, influyó humanitaria y noblemente para que el Benemérito General Juan Vicente Gómez abriera la frontera con Colombia y las cárceles donde purgaban condena multitud de tachirenses. Francisco Baptista Galindo había nacido en San Cristóbal el 26 de agosto de 1880. Educado en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de la Grita, había sido Secretario Privado del Benemérito en Maracay y luego Ministro de Relaciones Interiores. En 1924 había pedido la libertad de todos los presos políticos en ocasión del Centenario de la Batalla de Ayacucho. No fue oído entonces. Ahora era Secretario General de Gobierno y tenía a su favor los leales servicios que había ofrecido al Benemérito. Por ello pudo lograr la amnistía que permitiría regresar a su patria a 20.000 exiliados. En 1927 lograría la libertad de todos los presos políticos y el cierre de las tenebrosas cárceles de La Rotunda, El Castillo Libertador y el Castillo San Carlos del Zulia

Pequeñas causas, destierros inauditos

Todas estas personas asiladas y todos los presos del Castillo San Carlos habían perdido su libertad sólo por cosas triviales en contra del régimen. Por ejemplo, por asuntos como haber quebrantado el monopolio que tenían los Gómez de venta de carne, sal y aguardiente. O bien, porque tenía que asilarse toda la familia para salvar el honor de sus hijas de la codicia sibarita de Simón Gómez, una de las figuras más siniestras del gomecismo. Siempre cuando se oía la bocina del carro de Simón Gómez en la calles de San Cristóbal, las familias se encerraban aterradas en sus casas porque sabían que un horrendo y desastroso allanamiento, seguido por una injusta prisión iba a ocurrir. Para dar un ejemplo del asilo obligado por estas injusticias, se citará el asilo del General Maclobio Prato. Los Prato eran unos hermanos decentes, trabajadores y ricos que poseían su opulenta Hacienda Paramillo sede hoy del Museo del Táchira. El general Maclobio había nacido en Santa Cruz de Mora, donde estaba casado con la señora Digna Márquez de Prato. Había llegado a ser Jefe Civil de su pueblo. Eustoquio le telegrafío desde San Cristóbal para que hiciera preso, al pasar por Santa Cruz, a un sacerdote viajero, que debía acercarse por allí y que era enemigo del Régimen. Maclobio Prato no sólo acogió hospitalariamente en su casa al sacerdote sino que le dio cabalgadura y le hizo otros beneficios.. Esta acción le merecería recibir una alta condecoración del papa Benedicto XV. Maclobio se vino con su familia a residir en San Cristóbal y se instaló en su rica Hacienda de Paramillo. Fueron tantos los abusos y las persecuciones contra todos los hermanos Prato por la acción de Maclobio, que éste y sus hermanos tuvieron que asilarse. No se les dio siquiera tiempo de recoger sus cosas y a pie y descalza tuvo que salir la familia de la Hacienda Paramillo para Cúcuta.
Desocupada la Hacienda Paramillo por sus dueños, Eustoquio se apropió abusivamente de ella, la usufructuó y la tomó como sitio favorito no sólo para descasar, sino para instalar allí uno de sus despachos.

El paso del retorno

El primer grito clamoroso de libertad y júbilo que prorrumpen los asilados que retornan a Venezuela, tiene lugar en San Antonio del Táchira. Allí encuentran los desterrados a la Comisión Presidencial de Recepción que ha nombrado expresamente Juan Vicente Gómez para que lo representen en tan magnánima ocasión. Esta Comisión está compuesta por el Sr. Dr. Rafael González Rincones, el Sr. Dr. Samuel Niño, el Sr. Dr. Vicente Dávila, el Sr. Dr. Isaías Garbiras y el Sr. Br. Carlos Pirela Root, todos elementos de la más alta reputación y valía de la República en la política, las ciencias y las letras. Al llegar al Táchira estos altos emisarios han sido declarados “Huéspedes Ilustres de la Ciudad de San Cristóbal”.
El Excelentísimo Sr. Tomás Antonio Sanmiguel ha cantado el día 24 de julio un solemne Te Deum en la Iglesia de la Villa Heroica. Con un elocuente y sentido saludo pontifical bendice a los venezolanos que regresan. Allí en San Antonio se ofrece un banquete de 300 cubiertos. En el banquete habla el doctor Pedro León Arellano. La gran reunión tiene lugar en la Plaza Bolívar. El Discurso de Recepción es pronunciado por el Dr. Vicente Dávila. Contesta – a nombre de los exiliados que regresan – el Dr. Abel Santos con un corto discurso de salutación y regocijo, el cual por su brevedad no quiere prolongar la expectación del retorno, pero que sintetiza los más profundos sentimientos de júbilo al volver a la tierra amada.
El doctor Abel Santos, una vez en su tierra llegará a ser hombre de confianza del Benemérito quien le asignará el alto cargo de Procurador General de la República. El es el padre del doctor Fulgencio Abel Santos y de doña Martía Santos Stella de Sánchez.
En el acto de San Antonio también hablan el general Matías Peñuela y el Sr. Rodolfo Faccini en representación de la Cámara de Comercio de Cúcuta
En cuanto a la llegada a la capital, Diario Católico reporta el lunes 27: “Bellos, de una belleza incomparable fueron en San Cristóbal los actos de entrada del 24 en la noche y del día 25 también a la misma hora. Y fueron grandiosos no solo por la magnificencia del desfile, sino por la hermosura del aspecto moral. El desfile, casi interminable de la enorme sucesión de automóviles en medio del deslumbrante y fervoroso entusiasmo popular, las detonantes salvas, los gritos de ovación, los alegres acordes de la música, todo contribuía a la grandiosidad del momento y a la hermosura del espectáculo. Bien cabe la palabra sublime como calificativo de actos semejantes y muy bien dicen ellos de la generosidad de los sentimientos del pueblo que los exterioriza. Así entendemos el espíritu cristiano y tal es el concepto que tenemos nosotros de lo que es civilización. ¡Bien haya el noble y generoso pueblo que así se manifiesta”.
Entre la gente que regresa el periódico señala al general Pedro María Cárdenas, Marcelino Cárdenas, Patrocino Peñuela, Rosario González, don Jesús Figueroa, Nemecio Morantes, el coronel don Aníbal Sánchez, y don Antonio García. Regresa el señor general don Ovidio Salas, a cuyas señoritas hermanas Diomira, Marianita y María Salas se felicita por el retorno de su querido hermano. Vuelven a sus hogares los señores don Elbano, don José María, don Alejandro, don Francisco, don Roberto y don César Fossi. Regresa el señor Arnoldo Prato, hijo de don Ruperto Prato. También pasan los señores Manuel Maldonado y Jóvito Escalante.
Recapitulando, entre los tachirenses que tuvieron la dicha de regresar a su querida tierra después del más largo y doloroso exilio hay que citar los siguientes:
Pasó el doctor Eduardo Eliécer Santos, hermano del doctor Abel,. hombre público en el Táchira, entidad que le recuerda como uno de los Presidentes del Concejo Municipal de San Cristóbal.
Pasó el general Pedro María Cárdenas, hombre clave del castrismo a la hora del inicio de la Revolución Rehabilitadota. Más luego reemplazaría al general Juan Alberto Ramírez el año 1929 en la Presidencia del Estado Táchira. Fue también Gobernador del Estado Sucre.
Pasó el general Marcelino Cárdenas Zambrano, quien llegaría a ser Jefe Civil del Distrito San Cristóbal. Con él pasaron sus hermanos Numa, Ismael y Marco Aurelio y Simón Cárdenas Zambrano
Regresaron los hermanos de Cipriano Castro, tan odiados y temidos, y que eran Rafael, José Manuel, Miguel Angel, Román y Víctor Manuel Castro..
Pasaron también Lino Delgado y el general Elbano Fossi a quien se recordaba mucho en San Cristóbal porque era el encargado de hacer las cercas de la Plaza de Toros. Pasó Roberto Fossi, hijo de Elbano, famoso por sus insurrecciones contra don Eustaquio, especialmente por la insurrección del 30 de septiembre de 1920 contra el general Evaristo Gómez. No tuvo mucha suerte el coronel Roberto Fossi, pues fue a morir en Guasina.
Pasó el general José Antonio González, que fue nombrado Jefe Civil de Táriba y luego comandó las fuerzas que se encargaron de perseguir al general Juan Pablo Peñaloza en su invasión del año 1931.
Por cierto que hay un hecho digno de recordar.
Estando Juan Pablo Peñaloza en el sitio de la Trampa, solo y enfermo, sentado frente a una quebrada, una tropa al mando de un soldadito de nombre José de Jesús Peñaloza, que pertenecía a las fuerzas de general Arcángel Lupi, que había llegado a Pregonero por la vía de la Grita, hizo preso a Peñaloza. Poco después llegó al sitio el general José Antonio González, con fuerzas de Táriba y San Cristóbal, y pasando por encima de su Jefe Marcelino Cárdenas Zambrano, le arrebató el ilustre prisionero al oficial de Arcángel Lupi. Incontinenti se dirigió José Antonio González a Pregonero con el preso e inmediatamente telegrafió al general Juan Vicente Gómez, anunciándole que él acababa de hacer preso a Peñaloza. Esta acción traidora le valió la Gobernación del Estado Táchira a José Antonio González. Peñaloza fue conducido vía la Grita a San Cristóbal, donde fue recluido en la Cárcel Pública. De allí fue llevado al Castillo Libertador de Puerto Cabello donde murió. Por tanto, primeramente ocupó el general José Antonio González la Secretaría General bajo la Presidencia del general Pedro María Cárdenas; después se encargaría de la Presidencia en su carácter de Secretario General de Gobierno del General Pedro María Cárdenas y luego ascendería a Presidente del Estado Táchira, cargo que ocupaba en 1935, cuando murió el general Juan Vicente Gómez Quiso continuarse en el poder pero fue rechazado por el pueblo .El general José Antonio González fue casado con Alejandrina Colmenares. Ellos son los padre de Toto González, Ricardo González, Heriberto González y Clarita Gonzáles, entre otros. Clarita González Colmenares es la viuda del Dr. Alberto Díaz González.
También de Táriba pasaron como asilados los cuatro hermanos Pacheco Moreno: Miguel, Rodolfo, Julio y Rafael. Los otros dos hermanos Francisco y Enrique no vivieron las penas del exilio. Don Miguel Pacheco, después del paso de los asilados, siguió viviendo en Cúcuta donde estaba casado con doña Filomena Melgarejo. Ellos fueron los padres de Luis Eduardo Pacheco, a quien la historia venezolana debe tantos aportes y de Miguelito Pacheco. .Miguelito Pacheco casó con una señora Jaramillo, de donde vienen los hermanos Pacheco Jaramillo, uno de ellos, Jaime Pacheco Jaramillo ha sido arquitecto del Centro Cívico. Rodolfo Pacheco Moreno también se quedó en Cúcuta, y allí fue casado con la señora Martina González, de cuya unión vienen los Pacheco González, de los cuales vivió mucho tiempo en el Táchira Lucio Pacheco González, casado con Fulvia Marciales, hermana de don Martín Marciales Moncada, la que le sobrevivió. Julio Pacheco Moreno se vino después de la amnistía al Táchira. Ya era casado con Elvira Cárdenas, tía del Dr. Alerto López Cárdenas, Miembro Honorario de esta Academia. Ellos fueron los padres de Julio Pacheco Cárdenas y su hermana Ernestina. A su vez Julio Pacheco Cárdenas fue el esposo de Ilia Rivas Espinel de Pacheco Cárdenas. Julio e Ilia procrearon a Julio Pacheco Rivas, un gran pintor muy apreciado en Caracas y París.
El cuarto Pacheco Moreno fue Rafael Pacheco, casado con Rosalía Jaimes de Pregonero. Ellos son los padres de, entre otros, doña Tula Pacheco Jaimes, Hija Ilustre de Táriba, y esposa de Gustavo Colmenares Fossi.
Personas prominentes de la Ciudad Pontálida que volvieron a su patria en este paso de los asilados fueron los nubienses generales Matías Peñuela y Patrocinio Peñuela.. El general Matías Peñuela, después de la amnistía fue el individuo que hizo casi todas las compras de las haciendas para el Benemérito y se desempeñó como Administrador de estas haciendas en Rubio.
De Santa Ana regresaron a su ciudad natal don Efraín Rodrigo Chacón, nieto del fundador de la ciudad, don Martín León Romero, emparentado con la vieja familia Martínez y Efraín Molina Palma, tío materno de este Cronista. Ese día representó un gran júbilo para la comunidad de Córdoba. Salió expulsado, atropelladamente, y al destello de miles de morteros y volares el cruel e intransigente general Ramón Márquez, que desde San Pedro del Río había ido a azotar esa colectividad por espacio de cinco años.
De Colón pasó el general Constantino Pérez, que con el tiempo llegaría a ser nombrado Jefe Civil del Distrito Ayacucho en sustitución del general Rafael Pacheco. Desde Lobatera regresarían los Hermanos Casanova Vivas quem eran tres: Amable, Fausto y Julio También pasaron Amable Rondón y el señor Marcos Mora,de LÑas Minas de Lobatera.



De San Pedro del Río pasó don Florencio Morales, apreciable caballero que junto con su familia había sufrido arbitraria presesión.
En la Grita figuran otros asilados entre los cuales hay que citar a los generales Domingo y Arcángel Lupi. Por cierto que hay una anécdota muy elocuente del general Domingo Lupi. Según Aníbal Velasco, Individuo de Número que fue de esta Academia, Jesús María Jaimes, cedralero, fue empecinado y abusivo Jefe Civil de Capacho. Allí cometió una serie de desmanes con muchas personas, entre ellas el maestro José Rodríguez, herrero de profesión y tío del profesor Luis Ernesto Rodríguez Durán, Cronista de Capacho y del doctor Gerson Rodríguez Durán, notable abogado de San Cristóbal muy apreciado en la Academia Nacional de la Historia y en la Academia Nacional de Ciencias Políticas y Sociales. De Capacho fue trasladado el abusivo funcionario Jesús María Jaimes a Jefe Civil de la Grita, cargo que desempeñaba para la fecha de la amnistía.. Allí había sido un mandatario funesto cuya actuación se caracterizaba por una serie de arbitrariedades, abusos y atropellos contra las personas y contra los bienes de los ciudadanos.. Fue un verdadero abusador de la autoridad que representaba. Prevalido de esta autoridad se apropiaba de los bienes ajenos e imponía multas y contribuciones ilegales con los fines del exclusivo lucro personal. Para hablar claramente con ejemplos, solía arrestar injustamente a las personas el día que éstas más necesitaban dedicarse a su trabajo.
En la Grita se apropió de la finca de caña de azúcar del general Domingo Lupi en las proximidades del Cobre. Hacía esto el mandatario aprovechándose de las circunstancias de que el propietario legal de la finca se encontraba asilado en Colombia por pertenecer a las huestes peñalocistas Por cierto que Domingo Lupi supo desquitarse de este abuso. Una vez caído José María Jaimes después de la amnistía de 1925, tuvo que salirse de la Grita ante el jubiloso destello de alegría de los voladores y morteros, e ir a residenciarse en Táriba. Domingo Lupi mientras estaba en el exilio había tenido encargado a un Administrador con cautelosas reservas, para que le observase la finca y llevase minuciosa cuenta de los pasos dados por el abusivo Jefe Civil. Por ello, provisto de una lista cuidadosamente elaborada por el administrador en la que figuraban todas las cargas de panela que el mandatario había vendido en su ausencia, se presentó a Táriba a la casa del ex Jefe Civil acompañado de dos hombres de su entera confianza y bien armados.
General-le increpó- vengo por el precio de todas estas cargas de panela que Ud. vendió y usufructó durante mi ausencia en la finca mía”.-Jesús María Jaimes se altivó y se negaba a reconocer pago alguno. Entonces Domingo Lupi le dijo lo siguiente:”Si no paga Ud. dese por muerto”.Al general no le quedó otro recurso que pagar las cuentas de las cargas de panela.
Al hablar del paso de los asilados del año 1925 hay que hacer referencia al grupo más connotado de los seguidores del general Juan Pablo Peñaloza. Se sabe que los habitantes de las zonas altas parameras del Táchira, eran liberales amarillos consagrados desde los tiempos del general Espíritu Santo Morales y, por tanto, partidarios de Juan Pablo Peñaloza. Generalmente este grupo frecuentemente era congregado por el sute Andrés Colmenares de Michelena, quien fungía de capataz. Ellos formaban un contingente importante que se hallaba exiliado en Colombia. Estas personas, aún cuando furtivamente visitaban por cortos lapsos a sus familias burlando la vigilancia fronteriza, pasaron libremente disfrutando de la amnistía. De Queniquea pasó el general Angel María Salcedo, que había habitado en la región de San Faustino. Con él volvieron a Queniquea El general Baldovino Sánchez, que vivía entre San Faustino y Ricaurte, e igualmente pasaron Rosario Pulido, Severo Salcedo, Eugenio Ramírez, Emilio Carrero, Domingo Molina, Luciano Moreno, Hipólito Vivas y Crisanto Carrero. De Pregonero pasaron Pedro Molina, Roberto Jaimes, Evaristo Barrera, y Nemecio Mora Contreras padre. Del Cobre pasó el general Rafael Moncada, Fernando Gómez, Patricio Contreras, Antonio Rivas, Juan Vicente Gómez, Cesareo Gómez, Bernardino Colmenares padre, el turco José Nogales, Quintín Sánchez, Víctor Sánchez, y Bonifacio Morales. Con ellos pasaron Andrés Moncada de Boca de Monte y Jesús Velasco de Capacho..
La amnistía significaba también la obtención de la libertad por parte de los presos políticos que estaban en las mazmorras de la Cárcel Pública de San Cristóbal y en las ergástulas del Castillo San Carlos del Zulia. Triste espectáculo había sido, durante los abominables once años anteriores, el contemplar, silenciosa y amargamente cómo salían los presos en verdadera y macabra procesión de la Cárcel Pública de San Cristóbal, y seguían el camino de Táriba y Palmira, de a pie, llevando los pesados grillos en sus manos para poder caminar. En la Plaza Bolívar de Palmira solían tomar un breve descanso para recibir una miserable viada. Después continuarían la marcha hasta La Uracá, a fin de subirse al ferrocarril del Táchira y llegar a Encontrados. Así, navegando por el Zulia, el Catatumbo y el Lago, alcanzarían el Castillo San Carlos del Zulia donde su vida se asemejaría a una sombría, solitaria y asquerosa muerte sin fin.
Uno de los que regresaron del Castillo fue el coronel José Rosario Guerrero. Había sufrido nueve años preso en la umbría fortaleza de San Carlos del Zulia. Igual número de años había padecido en la misma prisión horrenda el coronel Nemesio Morantes. Los dos regresaron de El Castillo con la amnistía.

Epílogo

Estos tres sucesos constituyen tres grandes acontecimientos en la historia del Táchira. Tres acontecimientos de los más históricos, de los más significativos, excepcionales y trascendentales de nuestro acontecer en los últimos cuatro siglos y medio del transcurrir tachirense por la historia universal. La libertad había sido alcanzada. Las cárceles abrían sus puertas; los horizontes se avizoraban diáfanos y los caminos insinuantes se trazaban a los cuatro horizontes del mundo.
Estos tres sucesos: la ida de don Eustoquio, la inauguración de la Carretera Transandina y el paso de los asilados cumplen hoy exactamente ochenta años. Por eso esta mañana, cuando vivimos en libertad y democracia, la conmemoración de estas ocho décadas se hace obligatoria, casi ritual. Por ser así, solemnemente celebra en la fecha de hoy estas efemérides la Academia de Historia del Táchira.



ACTIVIDADES MAYO




ACADEMICUM
BOLETÍN INFORMATIVO
SAN CRISTÓBAL, mayo- 2005
Academia de Historia del Táchira
Coordinación:
Dr. José Pascual Mora-García
ISSN



MAYO-2005
Mayo 5 de 2005.
-Sesión extraordinaria In Memoriam a Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui Moreno, con ocasión de los 100 años de su muerte. Realizado en La Grita, en la Sede del Colegio Sagrado Corazón de Jesús. Se entregó la Orden al Mérito de la Sociedad Bolivariana del Táchira a Mons. Raúl Méndez Moncada, Decano de los Académicos y de los Directores del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita. Orador de Orden: Néstor Melani. En la presentación del acto el presidente Dr. José Pascual Mora-García, señaló: " Se trata de sumar esfuerzos para reconocer a quien fuera el patriarca de la Educación Superior en el Táchira. El Maestro del Pensamiento Jesús Manuel Jáuregui Moreno (1848-1905) supo sembrar la semilla del conocimiento y resoplar la llama de Prometeo en la Atenas del Táchira. Transformó su labor educativa en una ESCUELA DE PENSAMIENTO en el sentido griego de la expresión, SKOLE. Sin menoscabo de otros tiempos, pero en honor a los logros académicos y por el impacto que alcanzó sobre la sociedad tachirense y venezolana, puede ser considerada la labor de Jáuregui como la Edad de Oro. Pues, además del centro educativo congregó a lo más granado de la intelectualidad andina, convocando a literatos, artistas y poetas en el denominado Ateneo Luisiano que presidía Emilio Constantino Guerrero." Hora: 10:00 am.
- Mayo 7 de 2005.
Conferencia magistral del Dr. José Pascual Mora-García, en la sesión inaugural de la Maestría en Historia, por invitación de la Universidad Experimental Francisco de Miranda. Lugar: Coro, Estado Falcón. Hora 8:30 am
Reseña de la Prensa de Coro:
http://prensa.unefm.edu.ve/archivodenoticias/mayo
“UN PUEBLO SIN HISTORIA ES UN PUEBLO FUGAZ”
REYES SEGUNDO.- CNP: 5.786
“Un pueblo sin historia es un pueblo fugaz. Por eso es que el oficio de historiador es tan importante”, así lo señaló el historiador José Pascual Mora García, durante sus palabras de apertura del Curso de actualización en Problemas de Historia económica, social, política y cultural de Venezuela, que promueven la Universidad Francisco de Miranda, la UCLA, UPEL y el Instituto Pedagógico Barquisimeto.Mora García, catedrático de la Universidad de los Andes-Táchira y presidente de la Academia de Historia del Táchira fue el profesor invitado para dar inicio a este importante curso el cual servirá de preámbulo a la creación en Coro de la Maestría en Historia de Venezuela, promovida en convenio por estas cuatro instituciones de educación superior: UNEFM UCLA, UPEL, IPB.
El acto de apertura del curso contó con la presencia de la rectora de la Francisco de Miranda, profesora María Elvira Gómez; el Decano de Postgrado de esta institución, profesor Alexander Leáñez, y la coordinadora de la Maestría en Historia de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, profesora Dulce Marrufo.
El curso tiene como objetivo presentar una visión global de la evolución de las ciencias históricas, con énfasis en las áreas y líneas de investigación que ofrece el Programa de Maestría en Historia dictado en alianza entre la UCLA, UPEL e IPB, y ahora la Francisco de Miranda.
El curso tiene una duración de 48 horas académicas, desarrolladas en 8 sesiones sabatinas y se entregará certificado de aprobación y asistencia. La profesora Dulce Marrufo, coordinadora de la Maestría en la UPEL señaló que se aspira para septiembre de este mismo año dar inicio en la UNEFM a la Maestría en Historia de Venezuela, por lo que hizo un llamado a todos los profesores de esta área, así como a los amantes de la historia y profesionales interesados, en acudir a la sede de Postgrado de la Francisco de Miranda para formalizar su preinscripción. "
-Mayo 23 de 2005.
Sesión Solemne en el aniversario de la Academia de Historia del Táchira. In Memoriam a Mons. Dr. Carlos Sánchez Espejo. Orador de Orden: Abogado Luis Hernández Contreras.

-Mayo 24 de 2005
Conferencia del Dr. José Pascual Mora-García, intitulada: Los intelectuales y sus obligaciones en la sociedad. Invitación del Dr. Jesús González Romero, Presidente de la Asociación de Médicos Jubilados. Lugar, Colegio de Médicos del Táchira. Hora: 8:00 am.

ACTIVIDADES ABRIL




ACADEMICUM
BOLETÍN INFORMATIVO

SAN CRISTÓBAL, ABRIL- 2005
Academia de Historia del Táchira
Coordinación:
Dr. José Pascual Mora-García

ISSN



ABRIL-2005
- Abril 8 de 2005
Sesión extraordinaria In Memoriam a S.S. Juan Pablo II. Con motivo de su desaparición física se decretaron cinco días de duelo y se realizó lectura del Considerando. El mismo se entregó a Mons. Vicente Rivera, en representación del Sr. Obispo Mons. Mario del Valle Moronta. Sede de la Sociedad Bolivariana. Hora: 4:00 pm. Palabras del Presidente Dr. José Pascual Mora-García.
- 13 de abril de 2005
Sesión extraordinaria en conmemoración de los ciento noventa y dos años de la Batalla de la Angostura, sector Alto de las Cruces, actual Municipio Vargas. Sede de la Sociedad Bolivariana. Hora: 5:00 pm. Palabras del Presidente, Dr. José Pascual Mora-García.
- 13 abril de 2005
Sesión extraordinaria In Memoriam a Mons. Dr. Carlos Sánchez Espejo. Ante la lamentable pérdida del ilustre académico se decretó tres días de duelo y se dio lectura del Considerando, el cual fue entregado al Sr. Obispo Mons. Mario del Valle Moronta. El texto resalta a Mons. Dr Carlos Sánchez Espejo como baluarte de diferentes instituciones culturales y académicas, como la Sociedad Bolivariana del Táchira, Academia de Historia del Táchira, Correspondiente de la Academia de Historia de Norte Santander, Centro de Historia Larense, Correspondiente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Sociedad Bolivariana de Honduras, Correspondiente de la Academia Nacional de la Lengua, Correspondiente de la Academia Española de la Lengua, y fundador del Instituto de Tachirense de Cultura Hispánica. Igualmente fue cátedra permanente del periodismo tachirense, en el cual dirigió Diario Católico entre 1940 y 1946, y mantuvo desde 1960 el programa radial “Un momento con mi pueblo.” Catedrático del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, Universidad Católica del Táchira, Colegio “María Auxiliadora”, Liceo Simón Bolívar, Miembro de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional Constituyente en 1947, fundador del Colegio Monseñor Sanmiguel, entre otros. Sede de la Sociedad Bolivariana, Hora: 5:30 pm. Palabras del Presidente Dr. José Pascual Mora-García.
- 19 de abril de 2005
Sesión extraordinaria en homenaje a los 192 años del primer paso de Simón Bolívar por la Villa de San Cristóbal, y 195 años del 19 de abril de 1810. Se rindió homenaje a los invitados especiales de la Academia de Historia del Norte Santander, Dr. Fernando Vega Pérez y Don José Antonio Tolosa Cáceres, Presidente y Secretario respectivamente. Sede de la Sociedad Bolivariana. La presentación del acto estuvo a cargo del presidente y manifestó: "El 16 de abril se conmemoraron 192 añós del primer paso de Simón Bolívar por la Villa de San Cristóbal. Este es el espíritu que alimenta la Sesión de hoy. El 19 de abril, además de ser la fecha fundacional de la patria que tiene a nivel nacional, para los tachirense tiene otra connotación, incluso diríamos que más fuerte. Y es que el 19 de abril del año 1813, Bolívar estaba pisando suelo del territorio tachirense. Desde aquí refundó la patria, por eso queremos entronizar para la historia del Táchira el busto del Libertador en la Casa de la Sociedad Bolivariana del Táchira. Si Mérida lo consagró Libertador, San Cristóbal lo vio florecer como estratega militar. Desde ahora los tachirenses y visitantes podrán contar con un espacio donde se venere el paso de Bolívar por San Cristóbal; y en el lugar más oportuno, precisamente donde arengó sus tropas aquella tarde de abril." El Orador de Orden fue Don Néstor Melani. Hora: 10:00 am
- 19 de abril de 2005.
Discurso de Orden a cargo del Dr. José Pascual Mora-García por decisión unánime de la Junta Directiva del Ateneo del Táchira, Sociedad Salón de Lectura en su nonagésimo octavo aniversario. Sede: Salón de Lectura de San Cristóbal. Hora: 7:30 pm.
-26 de abril de 2005
Sesión extraordinaria en homenaje a Doña María Francisca Eloísa de la Merced Santos Stella de Sánchez. Nacida el 25 de junio de 1912 en el hogar de los esposos Dr. Abel Santos y Doña Margarita Stella Pocaterra, quien es pilar fundamental de la institución Sociedad Salón de Lectura (Ateneo del Táchira) y Dama Vitalicia del Táchira. En un acto en su casa de habitación y acompañada de su hija y familiares cercanos, académicos y presidente del Ateneo del Táchira.